«El 24 de abril de 1808 los habitantes fieles de León gritaron: mueran los franceses»
Tras aprovecharse de las desavenencias internas
-entre el partido fernandino, Carlos IV y
Godoy- Napoleón, engañando sus objetivos con la toma de Portugal, pasa a ocupar
fácilmente España, aprisionando a la Casa Real en Bayona.
León sería uno de los primeros lugares en que se produjo la
sublevación popular contra el francés, al poco de llegar las primeras noticias
sobre lo sucedido el Dos de Mayo en Madrid y las órdenes llegadas de someterse
a un cambio de dinastía hacia el 27 de Mayo de 1808 se producen fuertes
disturbios y algaradas que fuerzan a unas dubitativas autoridades civiles y
nobleza a adherirse a la sedición. Un grupo de patriotas al margen de las
autoridades redactan la llamada “Proclama de León”, antinapoleónica, que un
estudiante hace llegar a Galicia donde origina el alzamiento de esta región. La
Junta de León se une a Asturias en su rebelión, adelantándose pues a Galicia y
Castilla.
Estos impulsos a nivel general parten en primer lugar de la
pequeña burguesía liberal y el partido fernandino (que estaba preparando una
conspiración pero se le adelanta el impulso popular) a los que se adhieren
pronto el pueblo llano y en segundo lugar el clero. Una interminable crisis económica, el alza de
la inflación y fiscalidad junto con la prolongada crisis política tras los
sucesos del motín de Aranjuez así como la presencia amenazadora de 100.000
soldados franceses causan que estos sectores pugnen por la defensa del trono en
la figura de Fernando VII y la expulsión del ocupante.
A pesar de no contar la provincia con tropas regulares y
encontrarse en la cercana Palencia un acuartelamiento francés, pronto se decide
formar milicias y las llamadas Juntas de gobierno. Se busca la figura del
comandante militar de Castilla Gregorio de la Cuesta que aunque inicialmente
dubitativo pronto se suma a la causa y sería una pieza clave en el discurrir de
posteriores acontecimientos. A su vez se propone el mando también de un capitán
retirado originario de Cortiguera del Bierzo, Tomás Sánchez que pone reparos a
los altos puestos que se le ofrecen aunque accedería a hacerse cargo de una
División de Voluntarios del Bierzo en formación, también figura importante
aunque en forma bastante negativa. También sería relevante la figura de otro
militar retirado, el coronel Don Leandro Ossorio Quindós, de San Juan de la
Mata, que a pesar de su quebrantada salud se pondría al cargo de unidades
militares para al poco tener que ceder el mando a sus hijos Antonio y Francisco
que establecerían la lucha de guerrillas en el Bierzo.
Igualmente se establecen las Juntas Provinciales y locales,
entre estas últimas la de Villafranca en la que surgen diversas desavenencias
con el resto de órganos, pronto entra en choque con la de Galicia al mostrarse
contraria a la política defensiva de esta que buscaba asegurar solamente el
Noroeste sin entrar en acciones ofensivas en Castilla, de este modo al hacerse
Villfranca con dos millones de reales sustraídos a los franceses que los
llevaban a los arsenales de Ferrol se niega a dárselos a la de Galicia y servirán
posteriormente para aprovisionar al marqués de la Romana. Así mismo defendiendo
la autoridad del capitán general de Castilla Gregorio de la Cuesta contra la
autoridad discrepante de la Junta de León en voz de su Presidente Antonio
Valdés, también esta Junta reclamaba el dinero incautado a los franceses que
los villafranquinos se negarán a entregar y posteriormente utilizarían para
sufragar los movimientos del ejército de Galicia hacia Castilla. Otra tensión
fue su rechazo a la autoridad de Tomás Sánchez pese a ser berciano y preferían
a Don Leandro Ossorio Quindós, al que finalmente pondrían al cargo de sus levas.
Igualmente surgurían conflictos entre la junta local de Villafranca y
Ponferrada por primacías en el mando. Por todo ello la localidad berciana se
vería carente de diputado representante en la Junta del Reino de León durante
buena parte del conflicto.
El reclutamiento de milicias comenzaría pronto, sin embargo
el fervor patriótico aun siendo elevado no lograría las cifras esperadas de
8000 combatientes, entre otras cosas a causa de la perentoria organización y
autoridades militares que garantizaran la recluta. Sólo se lograría armar a
unos 2400 leoneses. En el ínterin se producirían algunos desórdenes entre la
tropa lo que haría que la entrega de armas se decidiera retrasar. La falta de
tropas profesionales era acuciante, contando sólo con un puñado de oficiales de
carrera y viéndose obligados a ascender al grado a jóvenes de las familias
burguesas o hidalgas de la provincia, sin experiencia militar alguna, en
confianza de que serían respetados por una tropa mayormente formada por
paisanos iletrados.
Estas tropas formarían tras cuatro semanas de instrucción
tres tercios de infantería entregados en Benavente al general Cuesta desde
donde se dirigirían con el resto de tropas de los ejércitos de Galicia y
Castilla a la infausta Batalla de Medina de Rioseco el 14 de Julio de 1808
donde formarían las unidades bercianas puestos de vanguardia, especialmente el
llamado batallón de Clavijo –por llevar este pendón medieval- formado mayormente por bercianos y maragatos
al mando del berciano Mariano Baeza. Las inexpertas tropas españolas serían
batidas con facilidad por los franceses, mayormente por discrepancias en el mando
entre Cuesta y Blake que se retirarían uno a Salamanca y el otro al Bierzo y
Galicia, el batallón de Clavijo lograría defender la retirada y salvar su
artillería.
Tras el descalabro cundiera el pánico, retirándose la Junta
de León a Ponferrada y desertando el 60% de los restos del ejército. Sin
embargo justo a tiempo llegaron noticias de la victoria de Bailén (22 de Julio
1808) por el ejército de Andalucía del General Castaños. Los franceses que
estaban a punto de entrar en Astorga deciden retirarse más allá del Ebro,
huyendo Jose I de Madrid. Así mismo el gobierno británico envía desde Asturias
5 millones de reales para equipar una división de voluntarios en León.
Reiniciándose con ello un nuevo proceso de alistamiento no
exento de problemas ante nuevas discrepancias entre el General Cuesta y Antonio
Valdés, y las abundantes exenciones a la hora de escoger los reclutas cuyos
ánimos se enfriaban a la hora de partir a la guerra conduciendo a algunas
deserciones y amiguismos. Se fijaría un nuevo cupo inalcanzable de 10000
reclutas de los que se reclutarían 6000, aunque con el dinero británico se
lograría la confección de gran número de uniformes que dieran aspecto menos
bisoño a los soldados. Se llegó a realizar un uniforme especial para el 5º
regimiento de Voluntarios de León, reclutados en el Bierzo.
Estos voluntarios serían enviados en septiembre de 1808 al
Ebro tras largas marchas, al paso del puente de Logroño donde debería en el
plan del Consejo de Generales de Castaños colaborar en una supuesta táctica de
rodeo y flanqueo de los franceses, aunque al final sólo se decidiría la defensa
del puente y vados. El 5º Regimiento Berciano estaba a las ordenes del veterano
Leandro Ossorio y compuesto de 1300 hombres aunque muy falta de oficiales. El
también berciano Tomás Sánchez despreciado por la Junta de Ponferrada en
beneficio de Leandro Ossorio, sin embargo recibiría el mando del 3º regimiento
formando por voluntarios de Astorga. Al llegar a Logroño, Cuesta decide no
formar una División Leonesa dada su escased de tropas integrando estas y dispersándolas
entre diversas unidades del ejército de Castilla. Precísamente nuevas
desavenencias de Cuesta con Antonio Valdés (de la Junta de León), provocaron el
encarcelamiento de aquel en Aranjuez, lo que provocó una gran bajada de ánimos
en el ejército castellano cuyos oficiales adoraban al veterano general. Se
integrarían en el ejército del Centro de Javier Castaños y bajo el mando de un
nuevo general, inexperto Juan Pignatelli que llevaría la campaña al desastre y
a la prematura disolución de sus ejércitos.
Por el lado contrario un furibundo Napoleón, el mismo se puso al mando de su ejército
trayendo consigo a sus más expertas unidades procedentes de la frontera
austríaca lograría batir a los ejércitos españoles apostados en el Ebro sin
mayores dificultades. En el sector de Logroño se aprestaron unos 10000 soldados
imperiales para tomar el puente. Uno de los vados cercanos, el del llamado
Molino de Assa (El Cortijo, La Rioja) era defendido por la unidad
berciano-astorgana al mando de Tomás Sánchez junto a tropas sorianas que se
distinguieron en su defensa durante tres días hasta que un atemorizado
Pignatelli (27 de septiembre) decide aun invicto una apresurada retirada y
evacuación de Logroño sin siquiera destruir el puente para no alertar a los
franceses. Los franceses se aperciben pronto y no se produce una desbandada
gracias a la cobertura de la retirarada por el general leonés Castañón. En la
retirada también se distinguen los esfuerzos de las tropas bercianas de Leandro
Ossorio.
Castaños recibe furioso estas desalentadoras noticias y
ordena la disolución de los regimientos de nueva creación del ejército de
Castilla. La vergüenza de volver así a León y el temor de ser detenidos como
desertores hará que muchos se resistan a regresar. Algunos alistados de la antigua división
leonesa van pasando a otros cuerpos como el caso del regimiento berciano que es
dispersado entre una unidad formada por andaluces, causándoles esto
desmoralización y deserciones. Con todo ello Tomás Sánchez lograría que se
deshiciera esta equivocación y se formó un único regimiento de Voluntarios de
León, aunque Sánchez no volvería a tener ningún mando regimental en la guerra.
A la toma de Madrid por Napoleón sigue una conocida campaña
entre finales de 1808 y comienzos de 1809 persiguiendo Soult al ejército
expedicionario de Moore que conduciría a la desolación desde Benavente a
Piedrafita, quedando el Bierzo inerme a la invasión francesa. Una violenta
sublevación de los gallegos conduciría a los franceses a retirarse a León tras
seis meses intentando someter la región. También en el Bierzo los restos de los
ejércitos forzosamente licenciados o derrotados forman la base de un grupo de
partidas guerrilleras organizadas por los hijos de Leandro Ossorio que falto de
fuerzas y salud se retira, son los llamados “Tiradores Francos del Bierzo” que
son reconocidos por la Junta de León. Así mismo La Romana
reconquista Villafranca el cual anima a los
guerrilleros a continuar, posteriormente como recompensa estos cuerpos
guerrilleros son ascendidos a unidad militar, el cuerpo de Tiradores del Bierzo.
Tomás Sánchez trataría de volver a aparecer en escena y vengativo, vierte
cizaña contra La Romana, siendo de nuevo desautorizado.
Entre las acciones más importantes de este cuerpo de
tiradores francos se encuentra la captura de la guarnición de Congosto el 10 de
marzo de 1809, y la liberación de Bembibre y Portazgo de la Torre. También la
escaramuza del campo de San Bartolo en Cacabelos en la que logran causar 37
bajas a los franceses del mariscal Ney aunque acaba en tablas, o la del lugar
de Torre en que capturan varias vituallas. Es importante para conocer estos
hechos bélicos los manuscritos conservados en San Pedro Castañero, escritos por
su párroco.
También conocemos de terrorismo contra la población civil
por las tropas francesas como en el propio San Pedro Castañero el 27 de Junio
de 1809 en que asesinan al cura y varios paisanos, prendiendo fuego al pueblo.
Los Tiradores del Vierzo
participarían en la expulsión de los franceses de la Bañeza (agosto 1809)
y serían los primeros en entrar en el puente de Cebrones sobre el Órbigo como
adscritas a la división de vanguardia del nuevo Ejército de la Izquierda (que
sustituía en denominación entre otros al de Galicia).
Napoleón ordenara una nueva invasión de Portugal y acabar
con la resistencia española, mandando a las bregadas tropas de Junot
procedentes de Bohemia, sus objetivos principales son Astorga y Ciudad Rodrigo
para aclarar el paso a Portugal. Astorga también era una ciudad importante para
el mando español ya que daba acceso a aprovisionarse del trigo castellano al
ejército gallego y aseguraba mejores comunicaciones asi como animar a la Junta
de León en su resistencia. El capitán de Asturias, Galicia y León, Nicolás
Mahy, envía por ello a sus mejores unidades a la defensa de las murallas
antiguas de Astorga (poco resistentes al fuego de artillería moderna)
comandadas por el gobernador JM Santocildes, unos 2700 hombres entre los que se
cuentan las compañías de Tiradores del Bierzo. La ciudad actuaría durante meses
como rompeolas ante los franceses, en todas las acciones de defensa y
avituallamiento que llegaron a llevar hasta Benavente participaron los
Tiradores. En Marzo 1809 llega el propio Junot cerrando totalmente el sitio,
sellando el destino de la ciudad. Tras un día entero de bombardeo que es oído
incluso en León ciudad, abre una brecha que conduce a la rendición de la plaza
el día siguiente 21 de Abril de 1809. Los españoles sufrirían unas 60 bajas y
varios centenares los franceses. Las tropas españolas son hechas prisioneras y
mandados al cautiverio a Francia, sin embargo en una gran evasión muchos logran
escapar (40% de soldados y 60% de oficiales) entre ellos varios de los hijos de
Leandro Ossorio (menos Antonio que permanecería en Francia hasta 1814) y
regresar al Bierzo donde reformarían los Tiradores del Bierzo y se mantendría a
raya a los franceses en Foncebadón y el Manzanal durante el resto de 1810.
Sin embargo una reorganización de las unidades de pocos
efectivos conllevaría la disolución de esta unidad berciana que se reintegraría
en el regimiento de Voluntarios de León en 1811 cuerpo que sería integrado en
su mayor parte por gentes de la comarca, al ser la única libre de ocupación
francesa. Con su experiencia colaborarían en la recuperación de Astorga en 1812
tras otro asedio en un camino que conduciría a la victoria final en 1814.
Mayor información en: INICIO DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN EL BIERZO Y LAS
TROPAS BERCIANAS DURANTE EL CONFLICTO. Arsenio García Fuertes. Revista del IEB 2008.
De la misma temática en este mismo blog ver más resumido: 1808: El Batallón de Tiradores del Vierzo