sábado, enero 27, 2007

185º Aniversario de una Provincia desaparecida


Tal dia como hoy, un 27 de Enero de 1822, por Decreto de las Cortes, El Bierzo pasa a ser reconocido como una de las 52 provincias españolas. Aprovechamos la efeméride para hacer un breve perfil histórico de esta efímera provincia del Trienio Liberal. Aunque ya hemos tratado este hecho concreto en anteriores entradas pretendemos profundizar en el discurrir de este episodio tan relevante para la conciencia identitaria de la región berciana.
Los antecedentes de esta división territorial decimonónica los encontramos en el partido de Ponferrada o provincia del Bierzo que formaba parte del conjunto de 40 provincias que componían el repartimiento del Reino de Castilla de 1591, estando vinculada a las de León y Oviedo hasta la división de Floridablanca de 1789, aun así la provincia tripartita de León continuaría teniendo validez hasta 1801 en que se desgaja Oviedo que formaría la provincia de Asturias, quedando sólo los partidos de León y Ponferrada como integrantes de la provincia-intendencia de León. Las integraciones de inicios del s XIX en la Provincia de León o en la prefectura de Astorga durante la ocupación francesa no consiguen que la región berciana se deje de proclamar en documentos y otras fuentes como provincia, como si la anulación de sus derechos que suponían las nuevas delimitaciones no fueran más que un lapsus que acabaría con el fin de la Guerra de la Independencia.
Esta distribución resultaba desproporcionada territorialmente y era inoperante por lo que se hacía necesaria una reforma territorial que habría de esperar a las reformas ilustradas de las Cortes de Cádiz que abordarían una división en provincias al sentido moderno, en el que primaban los criterios económicos, históricos, geográficos y poblacionales por encima de los privilegios aristocráticos del Antiguo Régimen, en definitiva una nueva división provincial "más racional y conveniente".
En 1820 se aborda una nueva división en provincias en la que se tendrán en cuenta las antiguas demarcaciones territoriales. Evidentemente la Provincia de El Bierzo es contemplada en esta división (con Joaquín Baeza como apoyo) pero no se llega a ningún acuerdo, debido a la discusión por el número idóneo de habitantes, el territorio que abarcaría y sobre todo por la fuerte rivalidad entre las poblaciones de Ponferrada (antigua sede del Corregimiento y capital de la provincia y partido del Vierzo, centro comercial y de industria de las ferrerías, contaba con 468 vecinos -que no habitantes-) y Villafranca del Bierzo(con una importante burguesía de origen nobiliario, antigua sede del marquesado de Villafranca y con la mayor población de 690 vecinos).
Esta rivalidad entre las dos villas más importantes de la zona supondría un importante lastre y rémora para el proceso constitutivo. Finalmente se decide que la capital sea Villafranca por encontrarse situada al paso del Camino Real a Galicia y contar con mejores comunicaciones hacia Valdeorras. Así el 14 de octubre de 1821 se aprobó el proyecto y se publicó en la Gaceta de Madrid del 16 de Octubre como una de las últimas en ser aprobada. El día 21 el ayuntamiento villafranquino festejaba por todo lo alto con fuegos artificiales, iluminación de calles y toques de campanas la "noticia de haberse erigido probincia el Bierzo y su capital esta villa".
Con todo hasta el Decreto del 27 de Enero del siguiente año no pasa a ser oficial. La nueva provincia comprendía los partidos judiciales de Villafranca, Ponferrada, Toreno y El Barco de Valdeorras, y contaba con 86.365 habitantes. Estos límites rompían el eje del Sil por el norte, sin embargo el 31 de Agosto de 1822 las Diputaciones de Villafranca, León y Orense establecieron una comisión que incorporó al Bierzo la Comarca de Laciana, aunque no llegaría a hacerse totalmente oficial por unas Cortes amenazadas en 1823 por los absolutistas.
El 10 de Marzo de 1822 fue nombrado el primer presidente político de la Diputación, el orensano Juan de Zárate y Murga que declaró: "entre los beneficios que debéis al sistema constitucional es uno de los que más inmediatamente deben influir en vuestra prosperidad el componer una Provincia política separada en la cual tendreis las autoridades superiores que atiendan a vuestras necesidades y fomenten los ramos de riqueza de que es tan susceptible vuestro hermoso y fértil territorio".
La Diputación leonesa se ve desprevenida por estos sucesos y si bien se da por enterada de los Decretos, continúa obstinadamente citando a sus sesiones a los diputados bercianos (lo que provoca gran número de confusiones y despropósitos) y no será hasta Mayo en que los leoneses acepten la situación ordenando el traslado de los diputados bercianos y los asuntos del Bierzo a la Diputación pertinente "a consecuencia de la separación de la Provª del Vierzo". Con todo ello la primera reunión de la Diputación de Villafranca se consolida el 5 de Mayo con los siguientes diputados: Benito Lorenzo (párroco de Calamocos), Francisco Monasterio del Palacio (párroco de Bembibre), Eustaquio Mª. González Yebra (vecino de Ponferrada), Manuel Mª: Losada (de Portela), Tomás Aquino Prada (de Rubiana), Antonio Valcarce ( de Ponferrada) y Genadio Núñez (de Villafranca), los suplentes serían Joaquín Válgoma (Cacabelos), Fco. Francia (Villafranca) y Pedro Regalado Gabilanes (Columbrianos). La sede de la Diputación será el Colegio de los Jesuítas de Villafranca y utilizará como emblema el genérico escudo ovalado de cuatro cuarteles.
La gestión de esta provincia se vería fuertemente dificultada por graves problemas. Con todo se conseguirían algunos éxitos, en materia de instrucción pública que intentaba paliar los espeluznantes índices de analfabetismo de la zona, se incidiría en el proceso desamortizador repartiéndose terrenos de manos muertas, se continúo la política ecológico-económica de la Ilustración -se crea el parque ponferradino de El Plantío por la obligación dada a cada vecino de la villa de plantar un árbol cada año-, aunque quedan en suspenso las obras de construcción de Pósitos o almacenes para épocas de carestía, y los intentos de romper la secular incomunicación de los ribereños del Sil con carreteras (como la inacabada carretera Villafranca-Puente de Petín). Pero había problemas de relevancia que impedían ahondar en la gestión provincial, principalmente el clima de inseguridad que provocaban las partidas de guerrilleros y milicianos realistas refugiados en las montañas del entorno y sobre todo en Cabrera, posteriormente contingencias militares provocadas por la intervención internacional del ejército de la Santa Alianza (invasión francesa 7 de abril 1823) que promovía la restauración del absolutismo. El Bierzo se encuentra en estado de guerra desde el 16 de abril hasta finales de Junio en que se abandona la lucha, presidirían la Diputación berciana varios militares como el Coronel de Caballería Carlos de Villapadierna. El 5 de Julio los realistas toman Villafranca arrancando la lápida de la Constitución de la Plaza Mayor y quemando ejemplares de la misma. La mayoría del gobierno provincial huye con el general Morillo hacia Lugo, aunque otros formaran otras guerrillas rebeldes bajo el mando del Jefe Político interino de la provincia Nicolás de Castro y el Abad de O Barco que reocuparán Ponferrada y Villafranca aunque finalmente abandonarán la resistencia en La Cabrera a mediados de septiembre de 1823. Con el triunfo de la restauración del absolutismo en la figura del rey Fernando VII, comenzará una tenue "represión" por las "Juntas de Purificación", que en el Bierzo será insignificante.
Por el Decreto del 1º de Octubre de 1823 se declaran nulas todas las actuaciones del Gobierno constitucional, quedando por tanto en suspenso la división provincial. Siendo la provincia del Bierzo una de las víctimas mortales de estos conflictos entre liberales y realistas. Finalmente a la muerte de Fernando VII se establece una nueva repartición provincial, por obra de Javier de Burgos, el 30 de noviembre de 1833 que calca la previa deslindación constitucional, con la excepción de no contemplar sin embargo las provincias de Villafranca, Játiva y Calatayud; mapa que salvo la división de la provincia de Canarias en 1923 y algunos cambios sin relevancia permanece vigente a fecha de hoy. La mayor parte de la provincia es anexionada por la de León, a excepción de Valdeorras y once pueblos de la antigua merindad berciana de Aguiar y de la Jurisdicción de Cabrera (Covas, Sobredo, Casayo, Barrio y Castelo, Lardeira, Oulego, Pardollán, Puerto Real, Robledo de la Lastra, San Vicente de Leira y Vega de Cascallana) que son anexionados por la de Orense. Para explicar esta incomprensible derogación se hipotetiza con la influencia de los intereses económicos de la destacada clase dirigente de la ciudad de León y su centralismo, a la que beneficiaría esta incorporación.
No obstante la nueva suspensión de la institución berciana será vista como provisional una vez más por los dirigentes locales. Así se seguirá citando oficialmente "a esta Provincia" o incluso la necia rivalidad Villafranca-Ponferrada continúa y en las múltiples adhesiones de Ponferrada al monarca absolutista se cita como uno de los grandes errores del Gobierno "revolucionario" el "haber hecho capital de la Provincia a Villafranca". La destrucción de la antigua provincia se ahonda con la artificial división de la región en los partidos judiciales de Villafranca, Ponferrada y Murias de Paredes en 1834. Ya en 1837 Villafranca protesta por la supresión provincial por mediación del Deán de la catedral de Murcia, Manuel Goyanes. Durante la regencia de Espartero se alzan nuevas protestas que sin embargo continuan con el nefasto antagonismo entre las dos principales villas de la región, cada una por su lado: Ponferrada patrocinada fervientemente por el Diputado en Cortes ponferradino Pascual Fernández Baeza, el senador Nemesio Fernández García y el Diputado por León Patricio de Azcárate, entre otros. Y la de Villafranca con el Diputado Apolinar Suárez de Deza y el apoyo de los municipios de Valdeorras. El propio ministro Madoz reconocería la utilidad de la restauración de esta provincia (ideada con unos límtes ampliados al incluir ahora el partido jucial de Viana do Bolo, según sus cálculos contaría con 150.000 hab.) que además no causaría perjuicio a las colindantes. Esta lucha por la provincia berciana continuaría siendo apoyada por la burguesía de Ponferrada (Isidro Rueda) y de Villafranca (Santiago Capdevila) como única solución para modernizar la región y comercializar sus productos.
Durante el Bienio Progresista (1854-55), los de Ponferrada piden el apoyo conjunto de los de Villafranca en una propuesta para el "restablecimiento de la Provincia del Vierzo" sin incidir en la capitalidad, pero no reciben respuesta y los de Villafranca continúan por su lado. Rendidos por su propia y nefasta división interna, las sucesivas crisis económicas y la tardanza en la construcción de carreteras y ferrocarriles que incidirán en el aislamiento de la región, los desoidos sectores reivindicadores acabarán por desistir.
Hoy salta a la vista que la continuidad hipotética de esta Provincia habría favorecido el desarrollo autóctono en todos los niveles y paliado el subdesarrollo capitalista del Bierzo, y en consecuencia su atraso, debilidad agraria y artesanal que daría lugar a una masiva emigración y fustración de sus habitantes. Además de por supuesto haber respetado la propia trayectoria institucional y histórica previa de la Región del Bierzo, ya que de ninguna manera esta "Provincia de Villafranca del Vierzo" es un hecho casual o anecdótico sino heredera y cúlmen de un largo proceso. Hoy en día ni siquiera una calle berciana recuerda los nombres de Pascual Fernández Baeza o Nemesio Fernández García, ni existe alusión alguna a este emblemático momento de nuestra Historia.

Síntesis inspirada principalmente en la obra: "La Provincia del Bierzo", Miguel J. García González, en la colección "Historia del Bierzo" Instituto de Estudios Bercianos y publicada por el Diario de León.