La Vieja Provincia del Sil
Y es que, ya sin pararnos a elucubrar, a fecha de hoy el Consejo “Comarcal” del Bierzo agrupa al menos otras dos Comarcas perfectamente diferenciadas como son Ancares y gran parte de Cabrera dentro de su territorio, en el cual siempre estuvieron junto a otras todavía ausentes.
Es innegable la trayectoria unitaria de esta región, dentro de uno de los marcos geográficos mejor definidos de Europa: la región natural del Alto Sil, deslindada por las altas sierras que nos rodean, sólo accesibles por algunos puertos que aislan del exterior y a su vez condicionan relaciones internas, la geografía siempre ha determinado la personalidad humana y su Historia, y más en nuestro caso, al estar tan claramente definida . Una región en la que conviven realidades, estas si comarcales, como Ancares, Fornela, Laciana, Bierzo Oeste y Bierzo Bajo, Cabrera, Bierzo Alto, Valdeorras, Valdueza...vertebradas por el Sil al que van a parar todos los afluentes de estas comarcas. Territorio en el que se produce la mágica mezcla de todas las culturas del entorno más cercano, donde se funde y confunde lo gallego, astur-leonés y castellano, siendo este el verdadero corazón del Noroeste, una convivencia secular sólo truncada por algunos en fechas más recientes.
Pero analizemos un poco a lo largo de la Historia la trayectoria identataria de esta región y comparemosla con la de que elaboran los leonesistas:
En la época romana se constituye el Convento Jurídico Astur, para los leonesistas el orígen mítico del viejo Reino y una supuesta cultura leonesa bimilenaria, la que sólo algunos antropólogos de principios del siglo pasado creyeron poder rastrear y definir. Pero la realidad era otra, un marco administrativo romano dirigido a la explotación minera aurífera de estos territorios, en el que poco o nada tienen que ver los criterios culturales y etnológicos. Es más analizando la base arqueológica y por tanto la cultural vemos ciertas rupturas dentro de esta área: por una parte la Cultura Castreña del Noroeste (Galicia, norte de Portugal, occidente asturiano, leonés y zamorano) que agrupa buena parte del Bierzo con elementos definitorios muy claros, la Cultura de los castros asturianos y la Cultura Celtibérica que engloba el área de la Meseta leonesa. De esta remota época procede el patronímico berciano con base en la mansio romana de Bergidum Flavium.
Aunque quizás se pueda decir que estas diferencias culturales se vieran limadas por la convivencia administrativa, aquí podemos darle la razón a los leonesistas, pero esto no es tan sencillo si profundizamos más en el devenir histórico.
Pues bien luego llegaría el establecimiento del Reino Suevo del que tenemos bastantes garantías de que se estableció en el Bierzo –cecas monetarias con derivaciones terminológicas de “bergidum” lo atestiguan -si bien como zona fronteriza y en disputa, no así otras zonas de la provincia.
Con la anexión visigoda tenemos las primeras referencias claras a la especificidad berciana, el término “territorio bergidense” de San Valerio del Bierzo y Fructuoso cobra una profunda personalidad, tantas veces repetido en los documentos posteriores altomedievales. Esta denominación territorial es incluso mas antigua de otras que hoy día nos engloban, como la propia de León.
Con el avance del Reino de Asturias, la integración del Bierzo presenta también una fuerte seña identataria con el régimen de las tenencias y condados. Muchos bercianos repoblarían por entonces los páramos leoneses y zamoranos recién reconquistados como se comprueba con el gran número de pueblos conservan aún el patronímico de “Bercianos”, otro testimonio de su clara noción diferenciada dentro de su entorno inmediato.
Con el cambio de capitalidad a León, los soberanos asturianos para legitimarse promueven los esquemas territoriales romanos, con ejemplo de ello en el obispado de Astorga basado en el C. J. romano, que abarcaría El Bierzo, sin embargo vemos como muchos cenobios y parroquias bercianas se declaran pertenecientes al obispado de Santiago y no a Astorga –por ejemplo Cacabelos entre otros-, así mismo el monasterio de Carracedo posee una sustanciosa parte de sus propiedades mas allá del Cebrero, monasterio este que sería el primer panteón real de España al ser elegido como lugar de enterramiento por Bermudo II.
Así mismo tras la caida en desgracia de los templarios que dominaron en gran medida el territorio berciano, sus propiedades y estratégicas plazas son cedidas al Condado de Lemos que erigiría Ponferrada como su segundo centro en importancia tras la propia Monforte, construyéndose uno de los castillos mejor guardados del Reino. Hechos todos que contribuyeron a la sustanciosa personalidad galaica del Bierzo.
Posteriormente seguiría la época de conflictos señoriales con los Reyes Católicos que se enfrentaron al conde de Lemos y a las revueltas Irmandiñas, importantes episodios de estos acontecimientos tuvieron por testigo los muros del castillo de Ponferrada. Tras ellos finalmente El Bierzo se convirtió en zona de realengo, produciéndose también cambios de propiedades de los que se beneficiaría la nobleza castellana.
Cambios administrativos que conllevarían el establecimiento de provincias y corregimientos durante la Edad Moderna. Entre los que como no podía ser de otra manera el Bierzo se vio representado con la denominación de provincia o partido judicial. Con la instauración de los corregimientos, Ponferrada vino a ser sede de uno de los tres que componían el Reino de León, junto al de Oviedo y el propio León. Un Reino de León que vio menguando su extensión administrativa, que antaño agrupaban todo el noroeste peninsular y otras zonas como Extremadura.
Llegó entonces el momento cúlmen de esta trayectoria con la creación de un marco provincial moderno a la moda europea, tras las Guerras de la Independecia, constituyéndose la renombrada provincia de Villafranca del Vierzo con los territorios que citamos al principio del texto a excepción de Laciana, aunque se aprobó su anexión poco antes de ser derogada esta justa división territorial por Fernando VII al enmendar todo lo hecho por las Juntas y Cortes constituidas en su ausencia. Posteriormente este mismo rey se vió obligado a crear nuevos marcos de tal manera que restauró la anterior división, sin embargo y para desgracia de los bercianos se hicieron algunos ajustes, nunca totalmente comprendidos, por los que se eliminaban tres provincias: Xátiva, Calatayud y Villafranca; manteniéndose el resto si bien con mínimos cambios en algún caso. La provincia berciana fue anexionada a la de León a excepción de Valdeorras que pasó a Galicia.
Este marco provincial casi calcado de otro quizás más justo, se ha mantenido hasta la actualidad con sutiles reformas, hecho que hace pensar que solamente por ironías y caprichos de la Historia a fecha de hoy el Bierzo no es una provincia más, y a estas alturas no estaríamos discutiendo sobre estas realidades y la posibilidad soñada por la mayoría de los bercianos de la restauración de la vieja provincia del Sil.
En este breve resumen creemos que se puede comprobar como El Bierzo tuvo tanto de “leonés” como pudo tenerlo la provincia de Oviedo o incluso la de Lugo, como igual de ellas que fue en diferentes momentos del pasado. Sólo somos leoneses en toda la amplitud del término desde 1833, con la inclusión en la mal avenida provincia de León. A pesar de ello en 1991 se creo el Consejo Comarcal, primer paso para quizás futuras y legítimas reivindicaciones.