La herencia de los Valdés.
Del rentismo decimonónico a la obra social contemporánea.
El apellido de los Valdés es conocido en El Bierzo y
especialmente en Ponferrada como sinónimo de riqueza y propiedades, y como
testimonio de esto y su importancia histórica una de las calles principales de
la ciudad recibe desde 1980 su nombre, sustituyendo al del general Sanjurjo.
Esta familia fundada por un dinámico y emprendedor asturiano
de la pequeña hidalguía que emigrara a la provincia de León a fines del siglo
XVIII llegaría a lo largo del siglo XIX a acumular un ingente patrimonio de la
mano de sus dos figuras principales Antonio Valdés Barrio (junto también a su
padre de igual nombre) y su hijo Daniel.
En el contexto de las desamortizaciones de Mendizábal que
pusieron en venta las propiedades llamadas de “manos muertas” en poder de la
Iglesia pasan a manos de una incipiente burguesía comercial en la que se
encuadran los primeros Valdés, así como otros personajes que hemos tratado en
otras ocasiones pertenecientes al sector liberal. El caso de los Valdés
es distinto al de otros como los Fernández Baeza, Garza o Rueda, y se encauza a
un rentismo radical con leves atisbos capitalistas, basado en el prestamismo, los
foros feudatarios y arriendos, la usura e incluso la especulación del grano,
sólo acudiendo a la política como forma de defender sus intereses de clase con
pocas o ninguna preocupación social. Así tenemos como estas masas de
propiedades eclesiásticas desamortizadas pasan a una situación probablemente similar
a la anterior.
Antonio Valdés (1806-1881)pronto ve estas oportunidades y se
va haciendo con gran cantidad de ferrerías, prados y demás fincas procedentes
de monasterios como el de San Pedro de Montes, Carracedo o las propias madres
concepcionistas de Ponferrada. Así mismo adquiere gran número de fincas
rústicas de la ciudad lo que lo convertirá en al menos el tercer hombre más
rico de Ponferrada, una de ellas sería donde se edificaría la conocida y bella casa
de los Valdés, entre la calle Paraisín y Jardines. Viendo la oportunidad de la
política, aprovechando sus estudios universitarios en Derecho, como forma de
acrecentar su éxito se hace con diversos cargos como edil en el ayuntamiento,
diputado en las Cortes e incluso llega a ser senador, aprovechando el contexto
de diferentes obras públicas en su beneficio como las del ferrocarril y
carretera a la Coruña. Sólo la eclosión revolucionaria de 1868 –la llamada “La
Gloriosa”- que destrona a Isabel II y propone nuevas relaciones sociales y
sufragios, ocasiona quebraduras en esta clase rentista aunque pasados los
primeros momentos de desestabilización los Valdés que son incluso víctimas en
esos momentos de algunos pleitos y protestas contra sus rentas logran
reasentarse políticamente en el Senado y como magistrado del Tribunal Supremo .
Daniel Valdés (1847-1908) como heredero de su padre logra
incluso acrecentar el patrimonio familiar (construyendo en la finca de San
Blas, en la localidad de Campo, las famosas torres neogóticas y estanque que
aun hoy se contemplan entre la floresta desde el puente sobre el Boeza que conduce
a Molinaseca, cual cuento de hadas, lugar que como muchos otros del Bierzo merecería un aprovechamiento turístico y por contra es pasto de la vegetación). Tras haberse formado como abogado accede
igualmente a diferentes cargos políticos siguiendo así mismo la trayectoria
paterna hasta llegar a ser senador (logrando por birlibirloque su votación como
representante de la provincia de Santiago de Cuba). Tuvo leves atisbos de
compromiso social al lograr fondos y la instauración del Instituto de Segunda
Enseñanza en el antiguo edificio agustino, el hoy Instituto Gil y Carrasco o el
tibio intento de traer un tribunal de mayor importancia a la ciudad. Sin
embargo en aciagos momentos en los que la aguda crisis de la filoxera (1888-1893)
-y en los de la crisis colonial de 1898 que conduce al Desastre nacional- que
afecta a la única labor industriosa berciana de aquellos tiempos, el viñedo, en
que otros rentistas como Isidro Rueda acceden a una rebaja de los intereses de
préstamos y foros dado el colapso, los Valdés son de los únicos que se niegan
ante la expectativa de impago.
Sin embargo el fallecimiento de Daniel en 1908 –el año que
se produce el nombramiento de Ponferrada como ciudad- conduce a una larga
crisis con su herencia. Sin haber formalizado testamento y sin dejar hijos su
matrimonio con María Encina, hija de importantes empresarios ferreros, sus
propiedades se dividen entre su hermana Mexista y su viuda. A partir de las hijas
de su hermana comienza un largo paso entre los hijos de estas que conllevan
finalmente a la figura del famoso “Fustegueras”, Miguel Eugenio Fustegueras
Álvarez-Valdés (1895-1961)personaje pintoresco que fallece igualmente soltero y
sin herederos en 1961, con así mismo un testamento complicado que conduce a
largos litigios y procesos casi hasta 1997. Primeramente hace un testamento en
que lega toda esta herencia a los ciudadanos nacidos en el partido de
Ponferrada, y luego encontrándose al parecer en condiciones de salud no buenas
un segundo que reparte no entre sus familiares sino entre sirvientes, médicos y
consejeros. El ayuntamiento de la ciudad (destacando la labor del alcalde franquista Juan Fernández Buelta) e inicialmente sus familiares luchan
por invalidar el segundo y logran finalmente hacer legal el primero lo que
conduce a la creación de una Fundación social en colaboración con el
Ayuntamiento y la Iglesia para la construcción de una Residencia de Ancianos en
Campo (como pretendía Fustegueras en su primer testamento) y otras labores
sociales por todo el municipio y comarca.
Así por fin como indica su biógrafo
Miguel J. García las propiedades retornan a la ciudadanía. Los restos de los
Valdés con este gran gesto final de su último heredero pasan justamente al
panteón de personajes ilustres de la ciudad y a nombrar una de sus calles, en la cual recientemente tras un largo proceso de remodelación y litigios en torno a ciertos propietarios (haciendo honor a otros largos litigios que parecen ir adscritos al apellido cual maldición) ha sido colocada una estatua sedente e ignota de Miguel Fustegueras, uno de los mayores benefactores de la ciudad.
4 Comments:
Buenas tardes.
¿Podría recomendarme algún libro que hable sobre la Ponferrada del siglo xx? Me interesa saber cómo dejó atrás el llamado "medio rural" para convertirse poco a poco en una ciudad.
Un buen blog.
Es dificil recomendar algún libro al respecto, pero puede encontrar gran cantidad de artículos temáticos en las diversas publicaciones de le Revista del Instituto de Estudios Bercianos.
Saludos
Gracias por la informacion.Me gustó.Saludos.
Es curioso, en esa calle me crié yo, en el edificio con un único portal. Enfrente de La Minero. Recuerdo que debajo teníamos la discoteca 2002, luego la Chic. Vaya!
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